Miercoles
23 de marzo de 2016, Madrid, 23.40 de la noche.
Han sido
semanas frenéticas, de nervios, de hacer mil y una gestiones, pero
ahora ya... sólo es cuestión de horas. Ya he terminado de hacer la
maleta, he sacado a pasear a Coko, he bajado la basura, he vuelto a
comprobar los horarios del vuelo, el visado de entrada a Cuba, a
imprimir el billete electrónico, y ya, frente a una noche fresca
todavía a pesar de que hemos inaugurado la primavera, me siento con
tranquilidad, me sirvo un whisky y me relajo escuchando “It´s Only
Rock´n´Roll”. Y una vez más, igual que en aquella noche de julio
de 2013 en la que consegui a última hora ir a ver a los Stones a
Hyde Park, Keith me mira desde las fotos suyas que hay en mi estudio,
se sonríe y me dice: “¿lo ves, pequeño capullo? Al final te
vienes a La Habana con nosotros...¿cómo te lo ibas a perder?”
El jefe,
como siempre, tiene razón.
Ya en la
cama, no dejan de venir a mi mente todos los conciertos de los Stones
que he visto, los recuerdos, las canciones... para mi, ir a cualquier
concierto del grupo es siempre una experiencia que me estremece y me
pone de los nervios, pero esta vez es algo mucho más especial. Voy a
ver a los Stones en Cuba, la patria de Martí, de Fidel, de Ché
Guevara, un país por el que siento una inmensa admiración, con el
que tengo lejanos lazos familiares y cuya revolución, con sus luces
y sus sombras, siempre he defendido frente a los discursos de la
derecha más reaccionaria y pro-imperialista. Un concierto que es un
evento histórico, por cuanto será el primer concierto gratuito que
los Rolling Stones hacen desde 1969, se preveé una asistencia
cercana al millón de espectadores y va a marcar, sin duda alguna, un
antes y un después en la historia cultural de Cuba.
Jueves
24 de marzo, 12,35 de la mañana
En un
aeropuerto de Barajas menos concurrido de lo que esperaba siendo
mañana de jueves santo, con relativa rapidez facturo mi equipaje,
paso los controles de seguridad y me sitúo frente a la puerta de
embarque del avión. Ya empiezo a ver por allí algunas camisetas con
la lengua de los Stones y a pesar de que faltan más de 24 horas para
que empiece el concierto, en esa espera antes de embarcar, empiezan
los nervios. La maldita puerta de embarque parece que no va a abrirse
nunca, y cuando por fin se abre, soy el primero en entrar en el
avión. Esa misma sensación de frio por el estómago se produce
cuando nueve horas después, aterrizo en La Habana.
A mi
llegada, me encuentro con quienes van a ser mis anfitriones durante
mi estancia en la isla. Me espera a la salida de la terminal de
llegadas Pavel Reyes, con Pedro Rossel y su mujer, con los cuales a
raíz de esta vivencia ha surgido una amistad muy sincera y muy
estrecha. Esta noche, por los nervios y el cansancio acumulado de las
largas horas de viaje sí que dormiré del tirón casi seis horas,
hasta que suene el móvil y nos dirijamos hacia la Ciudad Deportiva
de La Habana.
Viernes
25 de marzo, La Habana, 6,15 de la mañana
Esta
empezando a amanecer en La Habana. Salto como un resorte de la cama,
una rápida y refrescante ducha -el calor en la ciudad, incluso a
esta hora es intenso- y pasado un rato, llega el coche de Pedro y en
aproximadamente media hora, ya estamos allí y para mi sorpresa, hay
aún relativamente poca gente frente a las puertas de acceso.
Bajo un
sol de justicia que afortunadamente remitirá ya entrada la tarde, el
ambiente que se vive en la cola es muy parecido al de las ocasiones
habituales, e incluso entre muchos de los extranjeros que acuden, me
parece reconocer caras -sobre todo de un grupo de holandeses- que
recuerdo de Wembley en el 99. Incluso una veterana fan alemana, dice
reconocerme y acordarse de cuando coincidimos en el concierto de
Barcelona en 2003 y de Madrid en 2007. Mexicanos, colombianos,
norteamericanos, argentinos, peruanos, también españoles como mi
irredenta amiga María Pérez Arenas, veterana stoniana “enferma”
de los Stones como yo, catalanes como mi gran colega Jordi Güell,
con el que coincidiré unos días mas tarde en el Hotel Nacional, y
por supuesto, cubanos. Cubanos que lucen orgullosos su bandera y que
como yo, estan viviendo un sueño que se esta haciendo realidad. Y
todos compartiendo bebidas, comida, anécdotas, en un ambiente de
emoción contenida, de fiesta, de alegría, de colorido realmente
sensacional.
A
mediodía se abren las puertas. Como siempre, corro despavorido en
medio del caos más absoluto y consigo llegar a una segunda fila que
es casi como la primera, pues me coloco detrás de una “mamita”
-en Cuba se llama “mamitas” a las mujeres más mayores- de poca
estatura, que me permitirá agarrarme a la barra y ver el concierto
escasamente a ocho metros del escenario.
Siete
horas de espera por delante que se amenizan con una selección de
conciertos, documentales y video clips de los Stones que recorren
todas las épocas, desde las primeras grabaciones en televisión en
blanco y negro de los años 60 a los primeros clips de los 70 pasando
por fragmentos de shows de sus últimas giras. Calor, humedad,
espera... pero con el buen humor, la espontaneidad y la alegría de
los cubanos, que ayudan a hacer mucho más llevadera la espera.
Empieza
a caer la noche... el ritual sigue su curso habitual y el
stage-manager hace las últimas comprobaciones. Se descubre la
batería Gretsch de Charlie, se prueba la Telecaster de Keith.
Se ve deambular por el escenario a quienes colocan los set-lists, se
encienden las luces del escenario. Ya son las 20,30, y el corazón ya
empieza a acelerarse.
Ya
están ahí.
Pasados
unos minutos, el stage manager levanta un dedo hacia arriba hacia la
mesa de sonido, se marcha y el escenario queda completamente vacío.
Ahora ya sí. Ya es solo cuestión de minutos. Os aseguro que
recuerdo esos minutos y se me vuelve a poner el corazón a mil
pulsaciones.
20,37
de la noche. Se apagan las luces y en la inmensa pantalla que corona
el escenario se enciende en medio de una ovación ensordecedora, se
empieza a proyectar el montaje de video que se ha preparado
expresamente para este concierto, intercalando imágenes de La Habana
y del grupo, culminando con una voz que recuperando la vieja
costumbre de Bill Graham en las giras de los 70, exclama por la PA:
“Ladies And Gentlemen... The Rolling Stones!” y Keith
Richards aparece, enérgico, decidido y con una inmensa sonrisa en su
cuarteado rostro golpeando el riff de “Jumpin' Jack Flash”.
¡La
Habana tiembla! Más de 400.000 personas, desbordadas de emoción,
empiezan a saltar como locos y a gritar I was born in a crossfire
hurricane...! con un Mick Jagger que haciendo como siempre un
inmenso despliegue de facultades físicas, empieza a recorrer el
escenario de punta a punta.
Así fue
el concierto tema por tema
JUMPIN´JACK
FLASH
Muchas
veces el tema con el que los Stones abren da la temperatura de lo que
va a ser o puede ser el concierto, y con este demoledor “Jumpin´Jack
Flash”, que corta como una cuchilla y que suena que atruena es el
que da la medida de lo que va a ser el show. El concierto va a ser
sensacional, los Stones se van a dejar la piel, van a sonar fuertes y
frescos y este tema es solo la primera ración. Vibrante, poderoso,
es un comienzo perfecto para esta histórica noche.
IT´S
ONLY ROCK´N´ROLL
Arrancado
el motor a toda potencia, los Stones meten la directa. “It´s Only
Rock´n´Roll” es otro trallazo lleno de energía, que suena muy
endurecido con respecto a las últimas veces que se lo he escuchado
en directo y en el que Mick Jagger, además de seguir movíéndose
con la vitalidad que le caracteriza, canta este tema casi como si
fuera un cantante de Hard Rock. Charlie incluso creo que acelera el
tema sobre todo en la parte final, y de nuevo las guitarras de Keith
y Ronnie son pura dinamita.
TUMBLING
DICE
Sin
darse ni un segundo de respiro, esta joya del Exile On Main Street
de 1972 es la tercera en sonar, igual que las otras dos a un
ritmo trepidante. Suena compacta, fuerte, los coros de voz revisten
la canción de una belleza sin precedentes y en este tema la banda se
muestra sólida como una roca.
OUT
OF CONTROL
“¡Buenas
noches, mi gente de Cuba!” exclama un Mick Jagger que apenas
usará el inglés durante el concierto para dirigirse al público y
que en un cada vez más depurado castellano pregunta al público “¿Lo
están pasando bien?” antes de atacar un tema en el que bajan
un poco el pie del acelerador con respecto a la incontenible potencia
inicial, aunque no obstante, a medida que avanza el tema, el grupo le
va imprimiendo más fuerza. En esta canción siempre destaca el
perfecto tándem que forman en la base de ritmo Charlie Watts y
Darryl Jones, así como una vez más, Mick Jagger. Baila, se
contorsiona, corre, salta... es increíble pensar que tiene 72 años
y que conserva la misma energía y la misma forma física que cuando
era un veinteañero. En “Out Of Control”, vuelve a brillar con
luz propia.
ALL
DOWN THE LINE
¡Wuau!
Cuando suena el riff de este intenso rock nuevamente de la cosecha
Exile... doy un salto que casi caigo al otro lado de la
barrera de seguridad. No es un clásico, pero es de mis temas
favoritos y siempre lo disfruto en directo muchísimo. Aunque le han
bajado un punto la velocidad, suena magnífico y en esta ocasión se
luce especialmente la sección de viento junto a un Keith Richards
que se marca en este “All Down The Line” un solo de guitarra
formidable. Antes de emperzar esta canción, Mick se dirigió al
público diciendo: “Sabemos que hace tiempo atrás era difícil
escuchar nuestra música aquí, pero los tiempos están cambiando...
¡Y aquí estamos, tocando para ustedes!” y obviamente, la
gente estalla en ovaciones y aplausos. Si bien desde hace ya muchos
años el rock en Cuba es un estilo musical plenamente desarrollado y
muy popular entre la gente joven, -incluso existe una agencia estatal
de rock- en los años 60 se consideraba erróneamente por parte de
las autoridades que el rock era un estilo de música
“contrarrevolucionaria” y además de no estar permitido ni en la
radio ni en la televisión, obviamente poder adquirir discos de los
Stones en la isla era poco menos que una quimera.
ANGIE
“Esta
canción es para los cubanos románticos” señala Mick Jagger
pocos segundos antes de que Keith tome la acústica y haga sonar los
primeros acordes de “Angie”. Momento como siempre, muy emotivo y
en el que disfrutamos otra cara de los Stones. Una vez más, me viene
a la memoria el histórico “Angie” de 1982 en el Vicente Calderón
de Madrid, la primera vez que pude ver en directo a la banda.
PAINT
IT BLACK
“Anoche
estuvimos en la embajada británica en una recepción, bebimos whisky
y comimos fish and chips” -dice Mick poniendo un gesto de
desagrado al terminar la frase- “pero después hemos ido a comer
arroz con frijoles y a bailar rumba cubana a la Casa de la Música”
y en medio de otra gran ovación, suena “Paint It Black”, que
será la única pieza de la noche que no será especialmente
celebrada al sufrir Keith diversos problemas técnicos con su
guitarra. La banda le echa ganas, la gente se vuelva loca con la
canción, pero el sonido esta vez no le hace justicia.
HONKY
TONK WOMEN
Solucionados
los problemas de Keith, suena un “Honky Tonk Women” que
exactamente igual que en junio de 2014 en Madrid, es con diferencia
de las mejores de toda la noche ¡Qué fuerza, qué solidez, qué
intensidad! Últimamente estan haciendo versiones de esta canción
muy endurecidas, igual que con “It´s Only Rock´n´Roll”, y esta
vez, vuelve a ser sencillamente sensacional. El concierto esta siendo
impresionante, espectacular, la felicidad en los rostros de los
cubanos que tengo cerca de mi, sus expresiones, la forma en la que
cantan las canciones, es pura magia y los Stones lo están
percibiendo. Además de hacer la actuación con la profesionalidad
que es habitual en ellos, se nota también en sus caras, en sus
miradas, en sus sonrisas, incluso en la pegada que le están dando a
cada canción que esa magia tambien se está apoderando del
escenario. Este concierto es algo especial.
YOU
GOT THE SILVER
Llegamos
al ecuador del show, el momento en el que Mick presenta a la banda.
Esa sensación de fiesta única e irrepetible se vive cuando anuncia
en la batería a Charlie “Ché” Watts y un “revolutionary
Ronnie”, que se da su particular baño de masas en la pasarela,
bailando y bromeando con la gente de las primeras filas antes de que
Mick exclame: “on guitar... Keith Richards”, ambos choquen
los puños y Keith, visiblemente emocionado, se acerque al micro y
responda: “...y nosotros somos los Rolling Stones ¡Cielos! ¿no
es asombroso?” y os aseguro que se le quebró la voz. Y de
nuevo, el riff humano, el jefe, el puto jefe vuelva a arrancarme
lágrimas de pura emoción con un blues intenso, desbordante de
sentimiento, que suena de maravilla.
BEFORE
THEY MAKE ME RUN
Aquí la
banda ataca de nuevo un tema en el que el concierto va recuperando el
ritmo más acelerado, y donde Keith esta sensacional, muy sólido,
cantando a la perfección y tocando con una crudeza y una dureza
arrebatadoras. Si bien, por efecto de la medicación que estaba
tomando en la parte final del A Bigger Bang Tour -y puede que
por algún bourbon de más- hubo algunos shows en los que a Keith no
se le acababa de ver realmente bien en la actuación, ahora estamos
ante un Keith incluso en mucha mejor forma física, que llena el
escenario con su personalidad y que está como nunca.
MIDNIGHT
RAMBLER
¡BESTIAL!
No cabe otro calificativo para intentar describir lo que fue una vez
más, la fabulosa versión de este clásico de 1969 que desde el
momento en el que Keith atacó el riff de guitarra, puso de nuevo a
todo el recinto como si de un volcán en erupción se tratase. 17
largos minutos en los que Mick Jagger domina la inmensa marea humana
de medio millón de personas de manera casi podría decirse que
hipnótica. Y como siempre en el acelerón final, Charlie Watts
dispara al grupo a toda velocidad, los fabulosos solos de Keith y
Ronnie, como si de una pareja de guitarristas de Heavy Metal se
tratasen, atruenan de tal manera que todo el público les ovaciona
entusiasmados. Sencillamente, increíble. Impresionante.
MISS
YOU
Después
de semejante orgasmo, el grupo, creo que conscientemente, baja las
revoluciones y “Miss You”, aunque suena fresca y sobre todo, con
ese groove tan singular que Darryl Jones le proporciona desde su
penetrante bajo, vuelve a ser el fondo de una nueva exhibición de
poderío físico de Mick Jagger. Baila por toda la pasarela, recorre
el escenario, vacila con Sasha Allen... excelente.
GIMMIE
SHELTER
Ponerse
en los zapatos de una cantante del carisma, la voz y la experiencia
de Lisa Fischer, que en este tour no ha podido acompañar al grupo es
un reto difícil de sacar adelante para cualquier cantante que se lo
proponga, y por tanto, en esta canción me quiero detener en la
excelente interpretación de Sasha Allen. Además de personalidad
propia y carácter encima del escenario, tiene una voz realmente
portentosa, y cuando cantó, dejándose literalmente la garganta las
partes más altas de “Gimmie Shelter”, por supuesto bien apoyada
por toda la banda, nos puso la piel de gallina a todos. Demostró
sobradamente porqué está con los Stones.
START
ME UP
Sin
duda, era una de las canciones más conocidas de la banda en Cuba,
pues en cuanto sonó su conocidísimo riff, me tuve que sujetar
fuerte a la barra para no ser llevado en volandas por la multitud en
movimiento. Estamos entrando ya en esa siempre vertiginosa recta
final, y la banda regala un “Start Me Up” demoledor en el que
Ronnie se recorre todo el escenario y es quien asume el protagonismo.
SYMPATHY
FOR THE DEVIL
Además
del espectacular montaje de imágenes que las pantallas muestran para
dar el fondo visual a esta canción, el ritmo en lo musical no
desciende ni un ápice. Fuertes, compactos, sólidos, los Stones
descargan un “Sympathy...” excelente.
BROWN
SUGAR
“Gracias
Cuba, por todo lo que han dado a la música”, así es como Mick
empieza a despedirse del público antes de que se de la anécdota de
la noche. ¡Pocas veces he visto a los Stones empezar un tema de
forma tan desastrosa! Keith se equivoca totalmente al entrar y hasta
que entre todos recomponen la situación, hay un momento de caos por
otra parte muy stoniano, -¿Os acordais del “She´s So Cold” de
Madrid en 2007?- pero... ¿que importa? La gente se engancha
disfrutando de los últimos momentos de esta inmensa fiesta y a pesar
de ese comienzo, “Brown Sugar” es otro temazo que suena con una
fuerza tremenda y que hace a la banda sentirse en otro planeta.
“¡Ustedes están en talla!” afirma Mick ¡por supuesto
que sí!
YOU
CAN´T ALWAYS GET WHAT YOU WANT
Tocado
con una boina de guerrillero de la Sierra Maestra, Mick vuelve al
escenario junto al resto de los Stones para hacer una canción en la
que brilla con luz propia el coro Entrevoces, que interpretan esta
siempre emotiva canción con una sensibilidad, un gusto y una entrega
maravillosos. No puedo olvidar en este momento, a mi amigo, a mi
maestro stoniano Jordi Tardá, que siempre me dijo que el día de su
fallecimiento quería que esta fuera la canción que sonase en su
funeral. Le recordé y pensé mucho en él mientras “sus” Stones,
nuestros Stones hacían “You Can´t Always Get What You Want” en
una noche en La Habana en la que reinaba una impresionante luna
llena, como la que brilló el 11 de junio de 1976 en aquel primer
concierto que hicieron en Barcelona y tanto marcó la vida de mi
querido amigo Jordi.
(I
CAN´T GET NO) SATISFACTION
Es el
final, y el final va a ser el apoteósis total. Igual que en
Argentina, la locura más desatada se apodera de todo el público y
las voces de toda la nación stone cubana llegan a tapar a los
propios Stones, porque la pasión aquí literalemte se desborda. El
grupo la alarga unos cuantos minutos, la endurece, la acelera, hasta
que llega el fin.
La banda
se reune al terminar este “Satisfaction” y saluda al público
desde el centro del escenario. Una vez más, los Stones me han hecho
vivir un momento que no olvidaré jamás.
El sueño
se ha hecho realidad. Los Rolling Stones han tocado gratis para cerca
de medio millón de personas en La Habana, Cuba. Y cuando Mick,
Keith, Charlie y Ronnie se acercan para saludar al público desde el
centro del escenario, están siendo plenamente conscientes de que han
hecho historia.
No hay
fuegos artificiales esta vez. Simplemente, las luces de la Ciudad
Deportiva se vuelven a encender y la inmensa multitud, poco a poco,
sin que haya habido un solo incidente, ni una sola detención, todo
el mundo feliz y satisfecho de haber podido presenciar un
acontecimiento como este, incluso con los agentes de policía en todo
momento amables, colaborando en todo y sin ningun gesto de
desconfianza ni de hostilidad, va disgregándose por La Habana. Una
ciudad que ha vivido una noche histórica.
Una
conclusión que he compartido y comparto con mucha de la gente que
estuvo allí: Lo que Cuba ha vivido, lo que los Stones han vivido, lo
que la música ha vivido esa noche del 25 de marzo de 2016 será algo
que nunca, nunca olvidaremos. Al escribir esta entrada en el blog,
cuando vuelvo a recordar toda la emoción vivida, se me vuelve a
hacer un nudo en la garganta.
Tras el
concierto, me he quedado unos días en La Habana. Una ciudad única
en el mundo, la capital de la Cuba Socialista y Revolucionaria que
tantos sentimientos, emociones, aspiraciones e inquietudes me evoca.
Y no quiero dejar de narraros, ya desde un punto de vista si queréis
más personal mi reencuentro con ese fascinante, surrealista, siempre
sorprendente y siempre maravillloso mundo que encierra esa mágica
isla.
En ese
aspecto, lo mejor de Cuba, su pueblo, su gente. Lo mejor con
diferencia, no solo mis amigos y hermanos Pavel, Pedro, Guillermo y
toda la fantástica gente con la que compartí estos días, sino esa
generosidad innata en los cubanos de a pie, los cubanos con los que
esperaba la guagua en la calle 23 para ir a la Habana vieja o con los
que hacía cola en un mercado para comprar carne o pan. Esa capacidad
de compartir, de darse a los demás, esa alegría de vivir, esas
charlas arrebatadoras que en cualquier terraza se montan en torno a
un café y un ron -o a una cerveza “Cristal” al medidodía,
cuando pega fuerte el sol, que es mi cerveza cubana favorita-, esa
música, sea rumba cubana, son, jazz, rock, trova, soul, boleros. Esa
música que inunda todas las calles de la ciudad... la explosión de
colorido, de contrastes, de situaciones insólitas que no se dan en
ningún otro lugar del mundo salvo en Cuba. Inolvidable visita al
Submarino Amarillo, un fantástico club de rock que ya nos gustaría
que hubiera muchos como él en varias ciudades españolas, y por
supuesto, de nuevo el tributo a John Lennon visitando la estatus del
parque que lleva su nombre, así como otros inevitables lugares: El
Floridita, La Bodeguita, el Malecón, la Casa de la Música... pero
tambien La Habana no para turistas, La Habana real, el maravilloso e
indescifrable laberinto de calles entre Amargura, Brasil, Empedrado,
el barrio obrero y revolucionario de San Lázaro, la Avenida Salvador
Allende, el Puerto...
Cuba vive políticamente un momento muy especial. La mejora de las relaciones con Estados Unidos, al menos momentáneamente, el posible levantamiento del bloqueo y con ello, la mejora del poder adquisitivo general de la población, que es el problema que más preocupa a los cubanos, no parece una quimera ni es percibido así por el pueblo cubano. Existe incertidumbre sobre el futuro, pero también mucha ilusión. Y desde luego, nadie en Cuba está pensando en que vuelva a implantarse un capitalismo como el que históricamente ha mantenido a America Latina en el subdesarrollo y el neocolonialismo. El cubano medio es crítico con aquellos aspectos de la Revolución que no funcionan bien, y lo expresa libre y claramente, pero no se plantea de ninguna manera renunciar a todo lo que la Revolución significa.
En pocas semanas se celebra el nuevo Congreso del Partido Comunista de Cuba, y hay una gran expectación en torno a que deliberaciones se hagan y que medidas emanen de las conclusiones del congreso. En una charla que tuve con algunos militantes del PCC, éstos me aseguran que el Partido es consciente del momento histórico que Cuba vive y de la necesidad de caminar en un nuevo rumbo político y económico, pero sin renunicar nunca a las grandes conquistas de la Revolución en el campo de la sanidad, de la educación, de la cultura, algo que es un verdadero patrimonio de la humanidad y de lo que que se sienten orgullosos la inmensa mayoria de los cubanos.
En un articulo publicado en el diario Granma de Fidel, titulado
“El Hermano Obama”, el comandante deja claras las cosas: Bien,
que el presidente Obama visite Cuba y declare públicamente que Cuba
no es un enemigo de los USA, es una magnífica noticia. Que los
Rolling Stones hayan regalado a Cuba el espectáculo musical más
grande y de mayor calidad que se puede ver en el mundo es otro motivo
de alegria y celebración. Pero que nadie piense que ello significa
que Cuba va a caer en los brazos del imperialismo o que
subrepticiamente Cuba va a caer de nuevo en la sumisión al imperio.
Si tuviera que decir, por mi experiencia, cual es el deseo de la
mayoria del pueblo, creo que sin temor a equivocarme diría que
mejorar económicamente, poder tener más capacidad de consumo,
elevar el nivel medio de vida, reducir la burocracia, pero sin
renunciar a esas conquistas en materia de educación, seguridad,
trabajo, cultura, sanidad, etc. que son un ejemplo para todo el
mundo. Y por supuesto, con los gusanos de Miami bien lejos. En Cuba
se desprecia diría que de manera unánime, incluso entre quienes son
más críticos con la Revolución a quienes se enriquecen, crean
lobbys y se hacen millonarios a costa de los sucios intereses
políticos de la clase dirigente norteamericana a costa de los
problemas de Cuba.
Han
pasado ya varios días desde que regresé... y aún sigue Cuba dentro
de mi. Una tierra a la que había perdido casi la esperanza de
volver, y a la que volví y redescubrí gracias a ellos. Keith, tras
la nube de humo de su cigarrillo, vuleve a mirarme, y se ríe con esa
ironía tan especial y tan jodida que solo él posee. Jefe, como
siempre, tenías razón.
Me
levanto, echo más hielo al vaso y me sirvo otro whisky mientras
suena de fondo “Casino Boogie” del Exile... y brindo con
Keith.
Los
Stones, siempre los Stones...