Diferencias creativas y musicales supuestamente irreconciliables entre Bruce Dickinson y Steve Harris y un deterioro evidente de sus relaciones personales provocaron que el cantante tomase la decisión de abandonar el grupo en 1993. El fracaso de su carrera en solitario y el declive en el que Iron Maiden habían caído desde la marcha de Dickinson propició que ambas partes se reconciliaran y que en la primavera de 1999 Dickinson, al lado de Adrian Smith regresase a Iron Maiden.
Fruto de este regreso fue en el año 2000 la edición de este sensacional disco, Brave New World, en el que Iron Maiden –que en cualquier caso, habían hecho un gran trabajo en su anterior Virtual XI y habían dejado un clásico que incluso el propio Dickinson retomaría para los conciertos, “The Clansman”- recuperaron el crédito, la fuerza y la personalidad un tanto extraviadas durante los años que estuvo en la banda Blaze Bailey.
Steve Harris y Kevin Shirley hicieron un trabajo excelente en lo que se refiere a la producción, volviendo a imprimir a Iron Maiden ese sonido heavymetalero cargado de fuerza en la base rítmica, con unas guitarras brillantes, penetrantes, con Dickinson en un estado de forma excepcional en toodos los sentidos y componiendo unos temas que volvían a tener garra, fuerza, que estaban hechos a la medida del fan de Iron Maiden de siempre.
En la primera parte del disco se concentraban los temas más fuertes, los más directos, aquellos que formarían parte en aquel momento –y todavía en la actualidad- del set list de conciertos de Iron Maiden. “The Wickerman”, uno de esos impactos brutales de arranque de un álbum, al estilo de los “Be Quick Or Be Dead” o “Aces High” de otros discos,era todo un bombazo 100% Heavy Metal de Iron Maiden, mientras que “Ghost Of The Navigator” y la potentísima “The Mercenary” no le iban en absouto a la zaga y mostraban a unos Iron Maiden llenos de fuerza y energía. “Brave New World” tenía una estructura de composición que recordaba a “Fear Of The Dark”, y “Blood Brothers”, que seguía en cierta medida el mismo esquema, era otra gran canción en la que destacaban muy especialmente su solos de guitarra, asi como la magnífica transición instrumental intermedia, melódica y llena de riqueza en matices musicales y con Bruce Dickinson cantando con una sensibilidad extraordinaria, siguiendo el crescendo instrumental de la canción de manera genial. “Out In The Silent Planet” y en el final del disco “The Line Between Love & Hate”, otras piezas que proporcionaban a este excelente disco la vitola de clásico de clásicos absoluto, de masterpiece que hasta la fecha los propios Iron Maiden no han vuelto a superar.
4 comentarios:
El mejor disco con la formación de sexteto sin duda ninguna. Vista la reacción de la gente en el Sonisphere cuando tocaron The Wicker Man, ese tema es ya un clasico, pero hay mas Ghost of navigator, dream of mirrors, the mercenary, out of the silent planet...
El mejor disco con la formación en sexteto. The Wicker man es ya un clásico, pero todo el disco es una joya...
Virtual XI y gran trabajo en la misma frase me suena raro, creo que es un disco bastante bastante flojo. Brave New World es un buen disco, sin más.
Aunque para gustos, colores.
Saludos!
"...habían hecho un gran trabajo en su anterior Virtual XI..."
No me acaba de sonar bien la frase, la verdad. Brave New World es un disco normalillo, pero Virtual XI es, para mi gusto, una castaña de las gordas.
Aunque para gustos colores.
Saludos
Publicar un comentario