miércoles, 14 de marzo de 2012

BRUCE SPRINGSTEEN ‘WRECKING BALL’

Bruce Springsteen es uno de los artistas del gran mundo del rock con los que he crecido, he vivido grandes, o mejor dicho, grandiosos conciertos, -otros no tanto- he vivido momentos inolvidables con muchas de sus canciones sonando detrás y por tanto, es alguien que forma parte de mi propia historia, de mi background musical. Por tanto, y como me ocurre con otros nombres que han estado conmigo a lo largo de muchos años, (AC/DC, Eric Clapton, Bob Dylan, por supuesto los Stones…) cuando sacan un nuevo disco, aún escuchándolo con sentido crítico, no espero de esos discos demasiado, ni para bien ni para mal; en la mayoría de los casos, me vale que sigan siendo fieles al estilo y la personalidad que para mi les hizo grandes, y si se mantienen, pasan largas temporadas dentro del reproductor de CD. Wrecking Ball, el regreso a la jungla del Boss, aunque quizá le ocurra conmigo como me ha ocurrido con la mayoría de sus discos, que me han ido gustando más a medida que los he ido escuchando más que a las primeras escuchas, está en esa categoría.

Musicalmente Wrecking Ball es un disco más rockero de lo que me esperaba, aún con un peso importante del folk, y con muchas canciones con ese aire gamberro de taberna húmeda que le da a todo el disco en ocasiones un aire cercano, familiar, casi entrañable. No se si es de lo mejor que ha grabado el Boss en los últimos años, aunque desde luego para mi gusto mejora la media y lo más importante; al margen de comparaciones con anteriores trabajos, es un disco que se escucha con agrado, te muestra un Bruce Springsteen reconocible, una voz –la voz de Springsteen es con diferencia para mi lo mejor del disco en cuanto a producción- y las canciones comunican. ¿Qué podría haber ido algo más allá en cuanto a experimentación, como he leído algunas críticas que se han hecho del disco? Seguramente, pero también considero que es un acierto cuando se está en el estudio saber parar.

En «We Take Care of Our Own», la canción que abre el disco, reconozco quizá al Springsteen más clásico, más de toda la vida, con un tema que estoy seguro que funcionará bien en directo y que engancha, igual que la propia “Wrecking Ball” un rock de la más pura Springsteen Factory, que aunque ya la conociéramos de cuando la tocó en la gira Working on a Dream Tour, en esta versión de estudio me gusta mucho, le ha quedado muy bien, y destaco especialmente la sección de viento, que le da para mi gusto un empaque y una musicalidad muy especial a esta canción.

«Easy Money» y «Shackled and Drawn», así como «Death to My Hometown» son las clásicas canciones de taberna, con un rollo calllejero muy logrado y bien matizado tanto por el aire folk de los violines y el acordeón como el de los coros soul de la parte final de «Easy Money». Sin embargo, en las piezas lentas es donde sobre todo por la producción, veo a Springsteen más flojo y es quizá la única parte de Wrecking Ball que me deja frío. «Jack of All Trades», a pesar de que en la parte final tiene un buen solo de guitarra y «This Depression» no serán canciones del Boss que pasen a la historia. Como medio tiempo baladístico, sí esta algo mejor “Rocky Ground” y no deja de estar curioso volver a escucharle en una pieza a medio camino entre el Country y el Rock´n’Roll clásico en “We´re Alive”.

Aunque con toda seguridad lo más emotivo está en otra pieza rescatada del pasado de la más pura y genuina esencia de la E Street Band, el “Land Of Hope And Dreams” que ya tocase en directo allá por el 99 y en la que se incluyen las últimas tomas de saxo que Clarence Clemons grabó con la banda antes de su muerte y como cierre, un “American Land” que a modo de himno de taberna barriobajera, cierra el círculo y da sentido a todo el espíritu de folk rock reivindicativo y proletario, introspectivo en algunas canciones, festivo y gamberro en otras y el que de nuevo, al acabar de escuchar el disco, te deja con un buen sabor de boca y con esa sensación tan familiar que te lleva a decir… “Sigue siendo el Boss”.

Ya no espero con que en sus próximos conciertos se repita el apoteosis que viví en aquel histórico concierto del 2 de agosto de 1988 en el Estadio Vicente Calderón –uno de los conciertos de rock más trepidantes, intensos, electrizantes y adrenalínicos que he visto nunca en mi vida- pero desde luego, sí confío en que el Boss siga siendo capaz de hacernos disfrutar de unos shows de rock fuerte, capaz de crear esa comunión que sabe crear entre el público y la banda, y que solo los verdaderamente grandes saben hacer. Y el Boss es uno de los grandes.

1 comentario:

Jesús dijo...

No soy mucho del Boss pero tiene buenas canciones. Hace varios años sacó un disco homenaje a un cantautor y tenía muy buen sonido añejo. Me sorprendió.
¡Le queda bien el folk viejo y el blue grass!. La edad también le acompaña al cantar esas canciones por la voz, más gastada.

¡Un saludo!.