Ayer, 8 de abril, estoy seguro que todos los que sentimos como algo importante en nuestra vida el valor de la solidaridad, y que compartimos una visión de la vida que se basa en principios democráticos, progresistas y pacíficos, sentimos en nuestro corazón el frío que ayer se sentía en Madrid, en medio de la lluvia y el tiempo desapacible.
La tristeza de recordar como fue sesgada tal dia como hoy, en un acto de auténtico terrorismo de de estado, en un más que repudiable crimen de guerra, la vida de un compañero de profesión, la vida de un informador, Jose Couso, que se jugó la vida por conseguir imágenes que nos mostrasen la verdad de una guerra, de una guerra criminal, injusta, basada en mentiras, intoxicaciones y falsedades -¿os acordáis del pobre estúpido del bigote, asegurando solemnemente ante su no menos lacayo y estúpido periodista de cámara en TVE aquello de "creanme, tengo la seguridad de que en Irak hay armas de destrucción masiva"- cuya muerte hoy se ha recordado en una concentración de protesta frente a la embajada de Estados Unidos.
Escuchar cualquier noticiario, leer cualquier periódico, ver cualquier cadena de televisión, incluídas las oficiales del Imperio, como la CNN o la NBC, y conocer día a día las horribles condiciones de vida a las que la barbarie imperialista ha condenado al pueblo de Irak, es sobrecogedor al tiempo que descorazonador. Una guerra civil no declarada, miles de familias irakies sin casa, sin agua corriente, sin electricidad, con toda la estructura productiva del país destruída para varias décadas, cientos de muertos cada día en ataques de facciones integristas, el saqueo de una parte muy importante de lo que era el patrimonio histórico de la humanidad... Ese es el resultado al que nos ha llevado la locura de un enfermo asesino, equiparable a Hitler, Franco o Mussolini llamado George W.Bush, a quien junto a su perro faldero de bigote no desespero de ver algún día, por lejano que este sea, sentado en el banquillo de los acusados de un Tribunal penal respondiendo por sus crímenes en Irak.
En esa lista de miles de muertos inocentes que su irracionalidad ha provocado, esta el del compañero Jose Couso. Hoy, cuando se conmemoraba el aniversario de su muerte, puedo deciros que le he tenido muy presente. Para todos los que nos dedicamos al periodismo, su valentía, su combatividad y su ejemplo, son una lección ética y moral que espero haber aprendido y que espero saber aplicar en mi labor profesional, por muy distinta que sea de la que Jose Couso desarrolló.
Cinco años después de su asesinato a manos del imperialismo, quiero desde aqui enviar mi saludo, mi abrazo y mi emocionado recuerdo a sus familiares, sus amigos, y a todos los que han estado presentes en esa concentración ante la embajada norteamericana. ¡Qué lástima que hoy, que en el supuesto órgano máximo de la representación popular, el Congreso de Diputados se debatía la investidura del próximo presidente, el candidato Rodríguez Zapatero, que tuvo el acierto y la valentía de retirarnos de aquella locura absurda, no se haya tenido una palabra de recuerdo para Jose Couso!
Como periodista, pero ante todo, como ser humano y como convencido defensor de la paz, os pido respeto para su memoria y un recuerdo para él, como símbolo de todas las muertes inútiles y horrorosas de las guerras imperialistas.
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