miércoles, 9 de abril de 2008

SHINE A LIGHT: LA LUZ -¡UNICA!- DE LOS STONES

¿De verdad os creísteis que no iba a comentaros la película de los Stones en La Comuna?
Algunos aún me conoceis muy poco...

Bueno, a ver por donde empezamos. Siempre lo digo, cuando hablo o escribo sobre los Stones, me es enormemente dificil mantener la equidistancia e incluso el espíritu crítico que debe tener el periodista, porque lo que vivo con los Stones son emociones, sentimientos, cosas que no se describen, simplemente se viven, se sudan, se lloran, se beben, se respiran...
...precisamente por eso, quiero en este blog transmitiros lo que sentí como fan al ver la película, intentando ponerme en la piel de cualquier fan que posiblemente recordó al verla los conciertos del verano pasado, o lo que haya podido sentir en cualquier otra cita con esos cinco adorables bandidos millonarios en un escenario. Ahora bien, también al final de esta entrada, os daré mi crítica de lo que es "Shine A Light" como película, o si se prefiere, como documental. Cosa que también me será difícil, porque la admiración que siempre he tenido como director por Martin Scorsese raya lo reverencial.

El comienzo de la película es sobrio: creo que Mick Jagger, o el propio Scorsese ha pretendido hacer un guiño semi-nostálgico a ese comienzo en negro, casi clandestino de "Ladies And Gentlemen... The Rolling Stones!" de los 70 y durante aproximadamente 15 minutos, la película es una especie de "making of" tanto del concierto en el Beacon Theater como de la película en si misma. Scorsese aparece todo el rato quejándose de que no tiene, a 24 horas del concierto, la lista de temas que van a tocar, -lo cual no creo que sea un recurso argumental: me cuadra con los Stones, en especial con Keith- Mick Jagger, como siempre, actúa haciendo su propio papel, interpretándose a si mismo. Discute con Scorsese sobre la situación de las cámaras, se queja del exceso de luminosidad, aparenta preocuparse por si las cámaras molestarán o no al público... "al fin y al cabo, todo esto del rock´n´roll es una puesta en escena ¿no?"decía Mick en 1989. Evidentemente. Hasta el propio Scorsese dice "¡No podemos poner tantas luces! ¡no podemos quemar a Mick Jagger!"
Impagable el momento de la llegada de Bill Clinton y su familia al teatro. Mientras Mick -actuando o no- se muestra encantado de saludar al ex-presidente norteamericano y sus familiares y amigos invitados a una suerte de "meet And Greet" previo al concierto con los Stones, Charlie, como siempre, pasa de todo el mundo y no se entera -o finge no enterarse- de nada, y Keith le vacila a la familia de Clinton en su cara con un chiste-juego de palabras sobre Bush que en el cine provocó la mayor carcajada de toda la proyección.
En el momento en el que Clinton presenta a los Stones en el escenario, se retira, se hace la oscuridad, y de pronto, en medio del griterío general, Keith ataca el riff de "Jumpin Jack Flash" y se encienden las luces, Scorsese logra para mi el momento culmen de la película. Ahí es donde logra captar con más fidelidad, con más realismo, esa sensación de estallido de adrenalina que te estalla dentro cuando los Stones aparecen ante ti, con Keith contorneándose, doblando la cabeza, medio sonriendo irónico y soltando su característica patada al aire, con Mick Jagger recorriendo todo el escenario como la serpiente en la que se metamorfoseaba en el Rock´n´Roll Circus, con Ronnie marcando el ritmo del riff y con Charlie empujando toda la máquina con su toque de batería elegante pero demoledor. El contraste de planos, de imagenes, de luces en ese arranque, y la sensación que produce en el público solo podía hacerlo un genio del cine como Martin Scorsese.
A partir de ahí la película es un concierto completo de los Rolling Stones salpicado de fragmentos de entrevistas, más o menos conocidas en algunos casos -quienes teneis el video del "25x5" ya os sonarán varias de ellas- con otras realmente divertidas, como la de Keith en su época junkie intentando mirar sin dormirse a una cámara de la televisión alemana en 1974, o la de Charlie Watts explicando la diferencia entre un diseñador gráfico y un pintor. Y como no podía ser de otra manera, y perdonad que os lo destripe, una de las genialidades de Keith Richards: Cuando un periodista le pregunta que es lo que siente cuando esta a punto de salir a un escenario en el que pueden estar 80.000 personas gritando su nombre y enloquecidas antes de que su show empiece, simplemente responde: "...me despierto."
Hay un momento muy especial para mi en la película que no me importa reconocer que me produjo tal emoción que al verlo, me hizo saltar las lágrimas: "Faraway Eyes". Hay una estampa clásica de la imagen de los Stones en los 70, la clásica imagen de los posters del Vibraciones o del Popular 1 que toda la gente fans de los Stones de mi generación tuvimos encima de nuestra cama, en la que Mick y Keith cantaban juntos frente a un micrófono, imágen que desde la gira europea del 76 no volvió a repetirse. Bien, pues fuera actuando o no, fuera a las ordenes de Scorsese o de motu propio, esa imagen vuelve a verse en 'Shine A Light' cuando en el estribillo de "Faraway Eyes", Mick se acerca con el micrófono a Keith, y los dos, como en esa imágen clásica de las fotos de Ken Regan o Annie Leibowitz, casi juntan las mejillas, chocan las cabezas y cantan frente al mismo micrófono . Decía Stephen Davis en su magnífico libro prologado por Jordi Tardá, "Rolling Stones, Los Viejos Dioses Nunca Mueren" que Mick y Keith son en los Stones dos territorios en permanente combate, y en los que si te adentras, estás en uno o en otro, pero que nunca puedes estar entre los dos. Quizá, si ha visto 'Shine a Light' rectifique ese punto de vista cara a futuras reediciones de ese libro. Fuera del escenario seguramente no se soporten uno a otro, pero en ese paraiso, -o ese maravilloso infierno- que crean y en el que viven durante un concierto, son solo dos almas desnudas una frente a otra unidas por el blues, el rock, la música...
Estremecedor ver y escuchar a Keith cantar "You Got The Silver", siempre fabulosa la atmósfera inquietante y lasciva de la que rodean "Sympathy For The Devil", impresionante el "Brown Sugar", y muy bien resuelto el final de la película, con la luna llena sobre Nueva York transformándose en la lengua warholiana que desde el espacio domina la noche de América.

Yendo más a lo que es la película en sí, obviamente, me sobran las intervenciones del tal Jack White y de la pija tonta de Christina Aguilera, que pinta en un concierto de los Stones lo mismo que Rajoy en un mítin del PSOE y que puestos a buscar invitados, o en este caso invitada, y aunque no me guste especialmente, pienso que hubiera quedado mucho más propia Sheryl Crow, que por lo menos ha sido su telonera habitual muchos años. Si Scorsese ha tenido acceso a archivos televisivos de los Stones a gran escala, se echa de menos alguna pincelada más sobre su historia, sobre sus apariciones en televisión en los 60 y 70... en cierta manera, guarda una gran proximidad en su planteamiento y desarrollo con otra película-concierto del grupo de 1983, 'Let´s Spend The Night Together' de Hal Ashby, en la que más que su acierto tras la cámara, lo que convertía a aquella película en otra obra de arte era el precioso amanecer de aquel otoño en Florida.

Pero por encima de todo, 'Shine A Light', son los Rolling Stones en su estado natural, en su elemento natural, el directo. Aún sabiendo que esa noche actuaban fundamentalmente para la cámara y no tanto para su público, y no cambiando ninguna de las actuaciones que les he visto por este show benéfico para la Fundación Clinton para la lucha contra el Cambio Climático, el otro sábado por la noche realmente disfruté de ver a los Stones en un cine enfocados y presentados por un magistral director de cine -no un vulgar realizador de video-clips- y hasta si me apuráis, recordando aquellas sesiones dobles de cine-rock en el tristemente desaparecido Cinestudio Covadonga en las que tantas veces pasé las tardes de mi adolescencia del fin de semana viendo 'Tommy', 'The Song Remains The Same', 'The Wall' o 'Quadrophenia'.

'Shine A Light' probablemente no sea, desde el criterio de la crítica cinematográfica, una obra maestra, y seguramente nunca recibirá un oscar. Pero entiendo que en tanto el cine, en mayor o menor medida, siempre muestra en cierto grado como es la sociedad en la que se desarrolla, siempre es un reflejo del mundo en el que vivimos, 'Shine A Light' será una película mítica dentro de algunos años. Y lo será mucho más para quienes hemos vivido un concierto de los Rolling Stones como algo único, como algo que ha marcado nuestras vidas.

Si eres capaz de emocionarte con "Angie" o "Wild Horses", o de no parar de moverte con "Start Me Up", "You Got Me Rocking" o "Jumpin´Jack Flash", ya sabes de que te estoy hablando ¿verdad...?

2 comentarios:

nineuk dijo...

Hola Mariano. Yo tambien he vivido en ese cielo/infierno stoniano (con la imaginación), pero ni he visto ni me muero por ver la película. Te parecerá una bobada, pero lo que ha hecho Keith Richard en el solo de "Simpathy" es, sencillamente, devaluarlo. La escucha completa del disco sobre la peli me ha retraido enormente de verla. Uno puede ser fan, pero tras dos veces en la estacada por la "faringitis" de su satánica majestad, que me anden grabando sus clásicos sin aportar nada más, me deja mosca. Fan sí, pero no hasta el punto de reirles todas las gracias. Por lo demás, excelente trabajo el del libro sobre el punk. Serio, riguroso, documentado y ameno. De verdad, enhorabuena.
www.zaramatimes.blogspot.com

stoniano dijo...

Pues yo les perdono todo a estos stones, me han hecho pasar muy buenos ratos y espero que sigan.

Tu tambien sigue así Mariano, y por favor escribe algo de como viviste tu ultima gira de los stones.

Un saludo y recuerdos par un tal Juan que se cuela en los conciertos sin pagar, jejeje