A comienzos de los 70, era una de las imágenes clásicas de aquella década: los aviones privados, las piernas de una chica saliendo por las ventanillas de una limuousina y el comunicado oficial de la dirección de algún hotel prohibiendo a Kiss, Led Zeppelin, los Rolling Stones o a Eric Clapton alojarse en cualquier establecimiento de su cadena. Pero no solo entre las grandes fortunas del rock se vivía el exceso como parte de su propia película vital. Nitebob, una auténtica leyenda entre los roadies americanos que trabajó con todas las grandes estrellas del rock en gira por América, recuerda sus heroicos tours con los New York Dolls.
"Lo más salvaje que he conocido. En todos los aspectos. David Johansen tomaba cocaína en unas cantidades increíbles y Johnny Thunders, ya sabéis, se pinchaba, aunque en el 73 aún no estaba muy enganchado, se metía de vez en cuando, lo que más hacia era meterse speedballs. Las tías estaban locas por ellos, y cuando tocábamos en el Max´s Kansas City, las orgías que se montaban en los camerinos eran como para haberlas filmado. Y al terminar, se iban al local de ensayo y allí seguía la fiesta hasta la noche siguiente, que llegaban, probaban sonido, y al terminar, vuelta a empezar. Había ya un grupo de chicas habituales, a la que ya les habíamos puesto sus apodos: Margie la cebra, Karen la pantera, Joannie la Dama Negra -no era negra, era rubia, pero vestía siempre de cuero negro de pies a cabeza- Patty la irlandesa… muchas eran además de sus amantes, sus camellos. Todos los que les conocíamos, coincidíamos en que ninguno de ellos seguiría vivo o en libertad si seguían ese ritmo de vida."
Formados por David Johansen como cantante, Johnny Thunders y Sylvain Sylvain como guitarristas, Arthur Kane en el bajo y Billy Murcia en la batería, en el momento de editar ese primer álbum eran ya toda una leyenda del underground neoyorquino. Provocadores natos, sexoadictos legendarios y consumidores de toda clase de drogas, fueron los auténticos pioneros del Glam Rock en Nueva York apareciendo en escena maquillados, con enormes tacones y disfrazados de travesties. Sus conciertos en el Max's Kansas City estaban en boca de todos aquellos habituales del local -allí les conoció Todd Rundgren, y se ofreció a producirles su primer disco- por su fiereza, su agresividad y su espectacularidad, hasta el punto de que Rod Stewart, cuando les vió tocar allí una noche, les invitó a hacer con él una gira por Inglaterra como teloneros de Faces. En uno de los conciertos que los New York Dolls hicieron en esa gira en Londres, dos chavales llamados Steve Jones y Paul Cook, se quedaron tan impactados al verles quese decidieron a montar un grupo de rock, el embrión más primigenio de lo que después el mundo conocería como Sex Pistols.
Al terminar los Dolls su periplo de conciertos por tierras británicas, en su fiesta de despedida en Londres el 6 de noviembre de 1972 su batería Billy Murcia fallecía tras un coma producido por una explosiva combinación de alcohol y pastillas. Le sustituiría Jerry Nolan, un antiguo amigo de la banda, que consiguío el puesto despúes de que probasen con otro batería de nombre Mark Bell, posteriormente conocido como Marky Ramone.
The New York Dolls, su gran obra de debut, es otro de los discos en cuyos surcos estan las bases musicales más genuinas del punk rock: las guitarras de Johnny Thunders y Sylvain Sylvain tenían la dureza, la potencia y la crudeza que impregnarían los riffs de Sex Pistols, y la tremenda voz de David Johansen podía competir en cuanto a brutalidad con la del Iggy Pop de Raw Power. Temas rápidos, -"Jet Boy", "Trash", "Personality Crisis" - como ráfagas de ametralladora, bebiendo de fuentes musicales muy clásicas (Stones, Rythm´n´Blues, Kinks,) pero añadiendo la fuerza y el volumen de MC5 o The Stooges, de quienes se consideraban abiertamente fans, componían un estilo personal y muy novedoso, cuya influencia en las bandas punk rock tanto británicas como norteamericanas es innegable.
"Steve (Jones) era muy fan de Johnny Thunders. Le gustaban muchísimo los New York Dolls, y cuando fue a verles en su última gira por Inglaterra en el 74, se quedó muy impresionado por la personalidad que Johnny tenía en escena, tanto que durante los ensayos, imitaba todo el rato sus movimientos y sus poses. Malcolm McLaren, que había sido su roadmanager en la última gira que hicieron por Estados Unidos, le regaló a Steve una guitarra que Sylvain Sylvain usó en esa gira, la Gibson blanca que todos habeís visto en el clip de "God Save The Queen". Me consta que es uno de los objetos más preciados para él, estoy seguro que todavía la tiene en su casa" me contó Glen Matlock, primer bajista de los Sex Pistols en 2003, cuando coincidí con el en la Fira del Disc de Reus.
Chris Stein, miembro en 1973 de The Stilettos y que en el 75 formó Blondie con la cantante Deborah Harry, declaró en las primeras entrevistas que hizo Blondie cuando se hicieron famosos lo siguiente: "Llegúe a Nueva York a primeros de 1972 y la primera banda que vi tocar en directo fue The New York Dolls. Y aquello cambió mi vida. Yo ya quería dedicarme al rock desde muchos años antes, pero cuando les vi a ellos es cuando tuve totalmente claro el tipo de grupo que quería formar. Eran acojonantes. Sucios, ruidosos, provocadores… lo tenían todo para romper. Lo confieso, yo quería ser como ellos. Y estoy convencido de que casi todos los grupos que ahora se llaman punk les deben mucho a los New York Dolls."
Malcolm McLaren, que fué su road manager en su etapa final de comienzos de los 70, antes de volver a Inglaterra y montar lo que luego fueron los Sex Pistols, decía: "había noches en las que llegué a contar hasta nueve chicas esperando su turno para entrar a sus camerinos. Era increíble, tenían un éxito sexual como yo nunca había conocido ni conocí después, salvo en el caso de Freddie Mercury con los chicos gays. Lo que pasó es que por desgracia, se metieron tanto en el rollo de las drogas, que llegó un momento en el que la recaudación íntegra de lo que sacábamos se lo llevaban unos tipos muy siniestros de aspecto latino, siempre rodeados de individuos con gafas negras y revólvers nada disimulados en la cintura, a los que Johnny Thunders me decía siempre que era mejor no llevar la contraria. Quizá por eso les dejé: me di cuenta que en el fondo, estaba trabajando para los traficantes de heroina de Florida, y antes de verme envuelto en una muerte por sobredósis o en una discusión aderezada con disparos de un calibre 44, me pareció mejor idea volver a Londres a vender ropa de látex para dominátrix, y encontar a cuatro chicos a los que les gustase armar un buen follón, pero sin ese tipo de gente de por medio."
Johnny Rotten debe en el fondo, estarle muy agradecido...
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