Hoy, este 21 de octubre de 2009 ha sido uno de esos malditos días -todos tenéis uno, ¿verdad?- que deberían haber corrido en el calendario sin existir, del 20 al 22. Gripe, dolor de garganta, frío, lluvia, cuelgue de ordenador y avería de reparación urgente de las de 150 euros, discusiones familiares, el perro se me hace pis en la cocina y el Atleti pierde 4-0 con el Chelsea en Londres. Vamos, maravilloso... 'pa enmarcarlo', como diría más de uno de mis amigos castizos de La Latina.
Pero bueno... a pesar de que lo que me pide el cuerpo es despotricar contra todo, y modo de autoterapia, voy a aplicarme a mi mismo lo que aconsejo a los demás en un día así: relax, calma, respirar hondo, contar hasta diez, fumar un cigarrillo, tomarte una copa... y leer poesía.
Incluso en estos estados alterados, en estos días que todo sale mal, sigo pensando que la poesía y la música son el alimento, el bálsamo y el calmante para el espíritu. Bueno, y el whisky y la maría también, pero eso es más dificil de compartir por Internet. Así que relajémonos con algo de poesía. Voy a dejaros dos de las que más me han ayudado a irme a descansar con los nervios algo más templados. A ver si os gustan.
A la hora del poniente, el recuerdo llamea y tiembla
en el ardiente horizonte de la esperanza que así retrocede
y se amplía lo mismo que una valla misteriosa en donde las floraciones
-Dalias, lirios, tulipanes y ranúnculos-
trepan por un enrejado y caminan entre enfermizas emanaciones.
De esos intensos y odiados perfumes
-Dalias, lirios, tulipanes y ranúnculos-
cuyo veneno me anega los sentidos y el razonamiento
mezclo en radical arrebato
el recuerdo y el crepúsculo de la tarde.
Paul Verlaine, Crepúsculo de la Tarde
Así besándote despacio ahogo un pájaro
ciego olvido sin dientes que no me ama
casi humo en silencio que pronto es lágrima
cuando tú, como lago quieto tendida estás sin día
Así besándote tu humedad no es pensamiento
no alta montaña o carne
porque nunca al borde del precipicio cuesta más el abrazo
Así te tengo casi filo
riesgo amoroso, botón, equilibrio
te tengo en el cielo y el fondo
al borde como ser o al borde amada
Tus alas como brazos
amorosa insistencia en este aire que es mío
Casi mejillas crean o pulmón o arribada
batiendo mientras me olvido de los dientes
bajo tus labios.
Vicente Aleixandre, La Destrucción o el Amor.
Bien sea recrear el aroma mortecino de las flores de un cementerio -emocional- o imaginar la sensación de vértigo ante el ser amado que sientes al borde de un precipicio a mi por lo menos, me han tranquilizado. O mejor dicho, me han dejado motivos para la reflexión y la meditación que me han quitado mucho de la irritación que llevaba dentro.
(Un par de whiskys también han ayudado, que conste)
Ojalá todos leyéramos más poesía, y escucháramos más música.
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Hace 13 horas
2 comentarios:
"lo que aconsejo a los demás en un día así: relax, calma, respirar hondo, contar hasta diez, fumar un cigarrillo, tomarte una copa... y leer poesía."
Yo le agregaría a tu consejo un buen disco de Los Stones y ya con eso sabemos que vamos a andar bien.
Un abrazo!
Ya sé que ha pasado una buena cantidad de meses desde que escribiste eso, pero tampoco te pierdas a José Ángel Valente, "No amanece el cantor" (¡no es un libro negativo!je,je..).
¡Saúde!
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