Hoy, 6 de diciembre de 2008, día lluvioso -al menos en Madrid- igual que aquel de 1978, se cumplen 30 años de la aprobación en un referendum abiertamente manipulado, dirigido y forzado por los poderes del estado español (el monarca, el gobierno de la derecha postfranquista de UCD, los partidos parlamentarios asimilados al sistema, la banca, los oligopolios mediáticos de prensa y radio, la televisión estatal, etc.) de la constitución del estado español actual. Una constitución que consagra en el papel -solo en el papel- una serie de importantes derechos cívicos y socioeconómicos, tales como el derecho a la vivienda, a un trabajo digno, a la no discriminación por razón de sexo, a la no confesionalidad del estado, o al acceso por parte de los trabajadores a la propiedad de los medios de de producción económica.
Derechos cuyo ejercicio lejos de estar garantizados ni amparados por ningún tipo de ley, se enuncian como meras declaraciones de intenciones, frente a las cuales los ciudadanos nos encontramos con que el derecho a la vivienda es una quimera secuestrada por la usura hipotecaria de los bancos que obligan a dedicar las tres cuartas partes del poder adquisitivo de cualquier trabajador medio a pagar por tener una casa que la constitución debería garantizar, con que el derecho al trabajo esta secuestrado por las ETT´s, o por empresas explotadoras a las que el estado permite despedir a miles de trabajadores so pretexto de "deslocalizar" los centros de trabajo, con que hemos tardado treinta y cinco años (¡35, tócate los cojones!) en reconocer el pleno derecho a la no discrminación por razón de sexo con una ley de matrimonios homosexuales, con que la cúpula dirigente de la iglesia católica se beneficia del dinero de todos, incluidos los no creyentes para hacer auténtico terrorismo medíatico ultraderechista, apologia de la homofobia y de la desobediencia a la ley estatal (educación para la ciudadanía) ante un estado que ni siquiera se atreve a derogar el concordato del estado español con el vaticano, ese estado ficción que se convirtió en cómplice del genocidio franquista durante la guerra civil bendiciendo el golpe de estado fascista como "cruzada en nombre de dios".
Pero es que por si fuera poco, la constitución que hoy los estómagos agradecidos del sistema celebran, confirma la monarquia como forma de estado, monarquía impuesta por el dictador Francisco Franco en la que se otorga al monarca la jefatura suprema de las fuerzas armadas con la facultad de ordenar al ejército intervenir si la "democracia" esta amenazada -dicho en román paladino: el rey aquí puede dar un golpe de estado militar con todas las de la ley- o si se atenta contra la "patria común e indivisible de todos los españoles".
Según informa en un completísimo y documentadísimo informe el diario Público, hoy solo la mitad raspada del censo daría su aprobación a la constitucion del 78. Hoy, hay un importante bloque social que esta a favor de que se pueda plantear abiertamente un proceso político democrático en el que se decida entre otras cosas, sobre la forma de estado entre monarquía o república o en el que se reconozca el derecho a la autodeterminación de Euskalherría y Paisos Catalans.
Por todo esto: quienes no tragamos con la hipocresía y la falsedad de este sistema pseudodemocrático, que estamos por una transformación total no solo de la sociedad española, sino del mundo globalizado, que defendemos la lucha de los trabajadores, de los pueblos oprimidos, de las culturas ignoradas, la lucha por la igualdad y la solidaridad... ¿tenemos algo que celebrar acerca de la constitución del 78? Pienso sinceramente que no.
Yo no me uno a este coro hipócrita de celebraciones para hacerse la foto y presumir de demócrata de cartón. Yo abogo por otra constitución, una constitución que sea verdaderamente democrática, lo cual implica NECESARIAMENTE que sea republicana, popular y solidaria. Que consagre mediante la garantia efectiva de la ley los derechos al trabajo, la vivienda, la cultura, a la dignidad y a la libertad. Que respete el derecho a la autodeterminación de los pueblos, que establezca la función social de la economía, la propiedad colectiva de los medios de riqueza y el reparto igualitario del beneficio. Que, como la constitución republicana de 1931, renuncie a la guerra como medio (¿te enteras, "Ansar"?) para la solución de conflictos y sea verdaderamente laica, no como la actual.
Que no se cuente conmigo para celebrar esta constitución. Yo sigo celebrando, por lo que tiene de ejemplo histórico y de esperanza para la humanidad progresista, el 7 de noviembre -¿para cuando otro Petrogrado, otro octubre revolucionario en Moscú?- y el 14 de abril, día de la auténtica libertad.
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1 comentario:
La farsa se consigió por el consenso digo, por el reparto de la tarta - o el café - que se ofreció a los que miraran para otro lado como si la dictadura no hubiera existido. En un acto de mutua " generosidad " los que ya estaban le hicieron un hueco a los recien llegados y estos lejos de rendir cuentas se integraron en el sistema continuista y todos tan contentos.
Así todos se convirtieron de la noche a la mañana en demócratas de " toda la vida ".
La población civil no tenía nada que perder y a cambio de unas migajas ( que se las vendieron como si fueran oro ) votó a favor del " cambio ".
Le felicito por su sinceridad, los periodistas han sido uno de los colectivos que más han vanaglogriado el " modélico " proceso.
Me alegra que sea usted una excepción.
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