sábado, 24 de diciembre de 2011

CUENTO ROCKERO DE NAVIDAD: HONKY TONK WOMAN Y UNA NOCHEBUENA STONE

Para muchos, estos días son los del 25 de diciembre fun, fun, fun, o los del Feliz Navidad de Boney M – ja, ja…¿os acordáis de los Boney M, en TVE en el “Apaluso” del Fradejas y la Silvia Tortosa, con aquellos trajes de lentejuelas y la pandilla de pringadillos haciendo como que bailaban como si estuvieran en una discoteca…?- o los del Hacia Belén Va Una Burra... (cargada de chocolate)…

Si, es inevitable. Es la “feliz falsedad” de la que hablaban Soziedad Alkóholica. Días que tienen un sentido espiritual y de celebración –que respeto, por supuesto- para los creyentes, y de espuma pseudofeliz y consumista para el resto, yo entre ellos. No soy creyente y yo personalmente no celebro nada estos días, excepto el disfrutar de algo de descanso y la llegada del solsticio de invierno, que implica para mi que los días vuelven a empezar a ser más largos, y ello me estimula mucho… ahora bien, aunque por todo esto nunca he sido especialmente propenso a celebrar las navidades, guardo un recuerdo muy especial de una nochebuena. La nochebuena de 1981, una nochebuena Stone. Puramente Stone.

Una nochebuena a la que esta íntimamente unida una canción: “Honky Tonk Woman”.

La historia comenzó –quienes me conocéis ya lo sabeis- muchos años antes, pero a comienzos del otoño de 1981, recién vuelto de vacaciones, cuando aún nos quedaban ronchas de moreno playero típico de vacaciones de agosto, desde que llegaron a revistas como Popular 1, Rock Espezial –que publicó su número 1 en septiembre de 1981- o incluso a las columnas de la prensa generalista –El País, Diario 16 o Ya- las primeras crónicas de la gran gira americana de presentación de Tattoo You de los Rolling Stones, y los incesantes rumores acerca de que esa misma gira llegaría a Europa en el año siguiente, todo, absolutamente todo giraba para mí alrededor de los Stones.

Pinchamos incesantemente en nuestros rudimentarios tocadiscos –yo en concreto, tenía un Philips monoaural de casa de mis abuelos que llevaba el altavoz incorporado al estuche- de aquella época hasta rayarlo aquel Tattoo You que se había puesto a la venta coincidiendo con el final de aquel verano de la neumonía tóxica y la resaca de la intentona golpista del 23-F, así como el Exile On Main Street, el Begars Banquet, el Sticky Fingers o el It`s Only Rock´n´Roll, devorábamos cada “Musical Express” de los domingos en la Segunda Cadena de TVE esperando que Angel Casas comentase en aquel programa algo relacionado con esa gira europea y los posibles conciertos en España, o grabando, cuando caía, algun video-clip como el de “Hang Fire”, “Waiting On A Friend” o “Start Me Up”, y cada noche entre semana, como si de un ritual se tratase, escuchábamos ansiosos aquellas emisiones de esa primigenia radio en FM de la que ya os he hablado en programas como el “Mariscal Romero Show”, la “Emisión Pirata” o “El Búho Musical” noticias de esos esperados conciertos en España, o simplemente, canciones.

Y en estas, entre examen de ciencias naturales que va y examen de historia de 1ºdel antiguo B.U.P. que viene, llegó la navidad. Y aquella nochebuena, en la clásica cena con la familia, para sorpresa mía, mi padre apareció con un regalo para mí cuidadosamente envuelto en aquel típico papel verde de los envoltorios de “El Corte Inglés”. Era un doble disco llamado 30 Greatest Hits de los Rolling Stones, que evidentemente había comprado para mí por consejo de mi hermano (gracias, Javier).

Mi padre, que no sabía absolutamente nada acerca del rock, e inclusive veía mi afición a esta música con gran preocupación, porque pensaba que tras el rock se escondía un imaginario mundo de drogadicción y depravación casi diabólico -no os sorprendáis tanto algunos… en 1981, mucha gente de las generaciones que habían crecido bajo las tinieblas del franquismo, pensaban que la música de los melenudos era demoniaca o terrorista- aún con todas esas ideas equivocadas, no podía sustraerse a dejar que pasase inadvertida mi pasión por el grupo de Mick Jagger y Keith Richards.

Y a pesar de todo, y por primera y única vez en su vida, me regaló un disco de los Rolling Stones. En la nochebuena de 1981.

Aquel 30 Greatest Hits era un doble recopilatorio muy especial: era una edición puesta a la venta exclusivamente para el mercado español, en la cual solo se incluían temas de la época Decca de los Stones, tales como “Paint It Black”, “Let´s Spend The Night Together”, “Satisfaction”, “Get Off My Cloud”, “Sympathy For The Devil”, “She´s A Rainbow”, “Mother´s Little Helper”…y dos temas de Sticky Fingers (?) como “Brown Sugar” y “Wild Horses”. Y evidentemente, “Honky Tonk Woman”. Yo creo que Mick Jagger ni siquiera se enteró de la edición en España de este recopilatorio… sinó, menuda la que hubiera armado.

Todavía puedo recordar a la perfección aquella gélida nochebuena, -si no recuerdo mal, de madrugada llegó a nevar, aunque casi no cuajó- en la que entre el pavo, el cava y los turrones, sonó de fondo “Honky Tonk Woman”. Yo aún no la tenía en ninguno de los Lp´s de los Stones con los quye había podido hacerme hasta ese momento, tan solo en una colección de singles, y esa noche, la escuché y la disfruté con locura. Puse aquel disco que me habían regalado una y otra vez después de la cena, hasta que, ya bien entrada la madrugada, mi pobre padre se fue a la cama pidiéndome que no lo pusiera muy alto, con una mirada en la que se podía entrever que para sus adentros pensaba “Dios mío… ¡qué he hecho regalándole este disco!”

No sé porque razón, pero aquella noche entre “Honky Tonk Woman” y quien suscribe estas líneas, se estableció una especie de cordón umbilical. Cuando se la ví y se la escuché a los Stones en los conciertos del Vicente Calderón de 1982, en seguida me acordé de aquella nochebuena… porque tal y como todos esperábamos, después de aquellas navidades, hacia finales de febrero o marzo de 1982, ya se anunció que los Rolling Stones actuarían en España. Y ahí, como ya he contado otras veces, empezó otra historia…

Viejo, querido viejo, estés donde estés, efectivamente no sabes la que liaste aquella nochebuena del 81. Y esta nochebuena, por supuesto escuchando “Honky Tonk Woman”, brindaré por ti. Y esperaré que como pasó en el 81-82, muy pronto pueda publicar o comunicar en la radio que los Rolling Stones vuelven a estar de gira, y que una vez más volveré a disfrutar y a vivir la sobredosis de adrenalina, rock´n´roll, sentimientos, recuerdos, amistades, complicidades y emociones que como siempre digo, solo se sienten, solo pueden sentirse cuando aparece en el escenario Keith Richards, con el cigarrillo pegado a sus labios, pega una patada al aire y golpea en su telecaster el riff de “Start Me Up”, “Jumpin´Jack Flash” o “Brown Sugar”.

Y brindaré por todos los stonianos, y por los Stones… y sobre todo, por mi stoniana favorita (la Jaumot)

Keep On Rockin’

3 comentarios:

Antonio Díez dijo...

muy emocionante mariano... aupa los rolling!!

Mariano Muniesa dijo...

Gracias... mejor aún, ¡aupa los STONES!

Anrocknio dijo...

Aprovecho la ocasión para felicitarte por tu extraordinario trabajo como periodista musical. Te sigo desde hace años, me he comprado discos a ciegas confiando es tus críticas de la heavy (el debut de Buckcherry por poner un ejemplo), te escuchaba en mi época de opositor cada domingo noche en los 40, me compraba la rockhard sólo porque tú estabas de director y por leer tus críticas de discos. Te he saludado en infinidad de conciertos de Mago, pero cuando eran Mago de verdad, es decir, en la noche del Canciller y en la primera vez que petaron la Riviera.
Te perdí la pista un par de años tras tu salida de los 40 y de la heavy, ahora estoy encantado de que tu vuelta hace unos años.
Señalar que ahora con los podcast de mariskalrock, puedo escuchar rockstar a la carta, y que tu especial de los rolling vs beatles, me encantó. Deberías pensar en hacer especiales con anécdotas de esos grupos que conoces al dedillo.
Y esa idea de meter al final de tu libro de los Stones una crítica de cada album...PLAS, PLAS, PLAS. Bravísimo.
Un fuerte abrazo y GRACIAS por enseñarme tanto del mundo del rock desde que tenía 15 primaveras (voy ya por los 33)